Caballero revalida su gran mayoría absoluta, aunque se deja casi 20.000 votos y pierde la Diputación de Pontevedra, presidida hasta ahora por su número 2, Carmela Silva, y que vuelve a manos ‘populares’
Cuando al filo de la media noche Abel Caballero, alcalde de Vigo, atendía a los medios de comunicación, lo hacía para seguir una hoja de ruta programada y que, en lo que a él respecta, no podía desviarse un centímetro de lo previsto: mayoría absoluta o absolutísima. Sin embargo, el ‘quid’ de la jornada iba a residir en los detalles, esos pequeños caprichos que pueden convertir una victoria aplastante en agridulce.
Fue este es el caso. Porque por mucho que el regidor presuma de “triunfo incontestable” -no de él, sino de Vigo, por supuesto-, lo cierto es que por el camino se ha dejado ciertas cosas que no pueden ocultar ni esa navegación hacia la “Estrella Polar” a la que aludía el ganador.
La primera, soportable, es que por primera vez en 16 años Caballero no sube, baja. Cierto que el techo era altísimo, y cierto también que su porcentaje de votos sigue siendo igual de alto (60%). Pero el alcalde socialista se ha dejado en esta ocasión casi 20.000 votos y seis puntos porcentuales, lo que le ha costado ese concejal -19 frente a los 20 que tenía- y el fracaso en su reto autoimpuesto: alcanzar los 21. Y todo sin considerar el desafecto popular, que arroja un Vigo en el que sólo el 57% de la gente ejerció su derecho al voto. Pero esa es otra historia y otro análisis.

El segundo detalle de la noche resulta mucho menos soportable para el regidor: la Diputación de Pontevedra vuelve a manos del Partido Popular. O lo que es lo mismo, la teniente de alcalde de Vigo y presidenta del PSdeG, mano derecha del propio Caballero durante todos estos años, dejará de presidir el ente provincial, en una clara debilitación de poder en lo que a instituciones se refiere para el alcalde. El poder omnívoro al que aspiraba y con el que soñaba se diluye en la marea socialista de la que ha tratado de huir durante toda la campaña.
Así, tras 8 años de bipartito PSOE-BNG, la Diputación retorna al PP, que obtiene tres representantes más en la institución provincial, haciéndose con la mayoría absoluta de 14 diputados. «Siempre dije que era posible», indicaba de madrugada Luis López, presidente provincial de los ‘populares’, que han visto cómo el sueño se hacía realidad gracias a un diputado más por el partido judicial de Vigo, otro por el de Pontevedra, y uno a mayores por el partido judicial de Tui.
De este modo, la subida de Marta Fernández-Tapias en Vigo ha servido para algo más de lo que puede parecer a simple vista. Los ‘populares’ han obtenido en la ciudad casi 5.000 votos y un 5% más que hace 4 años. Una pequeña piedra muy importante en la provincia y que, quién sabe, tal vez les permita obtener la paz sobre la que continuar edificación su recuperación.
Igual que el Bloque. A Xabier Pérez Igrexas el alcalde ya no le podrá seguir tomando el pelo en cada pleno con el cacareado «concejal no adscrito». Los nacionalistas suman tres concejales, mínimo para ser grupo municipal por derecho propio; y lo hacen a costa de Marea de Vigo, cuya alianza postrera con Podemos no evitó lo inevitable.
¿Y dentro de 4 años? Quién sabe. Aún hay mucha tela que cortar por el camino. Para entonces, Caballero tendrá 80 años y el resto… El resto está por ver y pelear. Sin ir más lejos, en unos meses las generales pueden deparar otro vuelco en otro de los principales entes de la urbe: la Zona Franca. En caso de triunfo de Feijóo, Caballero perdería otro bastión. Eso sí, el suyo propio sigue todavía fuerte. Muy fuerte. Aunque por primera vez erosionado por el tiempo. Dieciséis años. Casi nada.