Los mismos errores de siempre cierran un reparto de puntos en Balaídos que impide al Celta salir del descenso
Como un cículo vicioso del que es incapaz de salir. Así transcurre la temporada del Celta, que ayer dejó escapar dos puntos y la posibilidad de salir del descenso cuando tenía todo a favor: el resultado, el estadio y la superioridad numérico. Sin embargo, en otro error puntual -y van tantos que se han perdido la cuenta- los celestes concedieron un empate a dos que les condena una semana más.
Más allá del VAR -que volvió a lastrar el espectáculo por inoportuno e inoperante- el partido arrancó bien para los de Oscar García, en ventaja en el marcador gracias a un madrugador gol de Rafinha. Parecía que por una vez la parroquia celeste podía tener una tarde tranquila, pero la cámara lenta del vídeo arbitraje opinaba justo lo contrario. Un dudoso penalti de Aidoo concedió a Salva Sevilla la posibilidad de firmar las tablas.
Fue tan riguroso la pena máxima, que la conciencia del árbitro la compensó con otra igual nada más arrancar el segundo tiempo, pero esta vez favorable a los locales, otra vez con ventaja en el marcador. Una ventaja que, como se ha dicho, se encargaron de despreciar a cinco minutos del final, cuando todo el viento soplaba a favor.