Restos de ADN en el abrigo complican la coartada del sospechoso

La joven de 25 años fue asesinada durante la madrugada del 16 a 17 de diciembre de 2016 en el portal de la vivienda de Vigo en la que residía.

Los forenses del Instituto Nacional de Toxicología han certificado hoy que el abrigo de Ana Enjamio tenía restos biológicos del único sospechoso de su crimen, César A.O. Estas manchas se encontraban en la manga izquierda y en la solapa, en uno de los múltiples cortes que presentaba la prenda.

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Además, en el coche del procesado se localizaron otras dos manchas de sangre de la víctima, una en el salpicadero y otra en el pulsador de la luneta térmica.

Las forenses que realizaron la autopsia han explicado también que la víctima presentaba varios tipos de heridas: «de amenaza y tanteo», en el ombligo, el abdomen y el cuello; para silenciarla, compatibles con la presión con una mano en la boca; y otras de resistencia y defensa de la chica. A estas habría que sumarles 21 heridas incisas.

A la vista de todas estas heridas, los forenses han concluido que el agresor, con muchas probabilidades de ser diestro, buscaba «asegurar el resultado de muerte».