El Celta cae en Mestalla 3 a 0 contra el Valencia tras desperdiciar sus opciones en el primer tiempo y sufrir después de quedarse con 10 en la segunda parte
Continúa el carrusel eterno de partidos de una temporada demente, cortada al medio por el mundial de Quatar, que a dos meses vista sigue acaparando conversaciones de taberna, de Iago que no entra en la lista de Luis Enrique, de Guillamón que se estrena en el lugar. Así, en mitad de fútbol y más fútbol, y otra vez fútbol, llega el Celta a Mestalla tras un inicio previsible de temporada, de esos en los que ganas los partidos que tienes que ganar, y pierdes lo que debes perder.
Ahora surge la duda con un Valencia de entreguerras, capitaneado por Gatusso, con más fútbol desde el banquillo que el ofrecido en su carrera sobre el césped. Así, con la voluntad de dominar y someter, saltan los locales al campo ante un Celta temeroso, amedrentado, quién sabe, por el árbitro y el VAR, que en el minuto dos se lleva por delante un penalti a Larsen.
Domina el Valencia y esperan su momento los del Chacho. Así llega una pérdida que deriva en falta en la frontal que pone Iago al palo diestro, bien defendida, mano abajo por Mamardashvili. Y luego otra en la que combinan Cervi, Iago y Larsen, que busca la escuadra para encontrar la grada de Mestalla. Antes y después, las tiene el Valencia.
La primera, de Diakhaby, que acaba en el palo la portería visitante. La segunda, con poco, con muy poco, es gol. Amaga Samuel Lino para dejar en entredicho la cintura de Hugo Mallo, que se come el envite con la misma voluntad con la que un niño devora un chupa chups. El quiebro le concede ya toda la ventaja en el área, adonde llega Aidoo limitado por la evidente posibilidad de un penalti que evita por muy poco. Del mismo modo que salva Marchesín el tiro, que provoca un rechace que cae en la bota derecha de Samu Castillejo.
Es el minuto 37. Y ya toca remar. Otra vez remar. Lo hará el Celta en el segundo tiempo, que comienza como termina el primero, con el Valencia presionando alto y los del Chacho intentándolo, ese lugar común donde mueren las buenas ideas por falta de voluntad o de cabeza. Como la de Cervi, que hace clic en el 59 con una entrada estúpida en una zona estúpida que condena al partido a la estupidez más absoluta.
Más de media hora por delante y al Celta no le queda nada. La épica, el milagro, lo inesperado, el monstruo del Lago Ness. Por debajo y uno menos. Y sin embargo, el equipo crece, con la amenaza de la contra final, definitiva, que está ahí pero no acaba de llegar.
Se estiran los del Chacho con balones largos, buscando los 193 centímetros de Larsen. Y encierran, por momentos, al Valencia. Así, en una falta lateral, llega el momento del partido, un balón parado botado por Carles -que ha entrado hace no mucho por Óscar- a la cabeza del noruego, que remata duro para obtener como respuesta una brillante intervención de Mamardashvili.
Al rato la tiene Kluivert en la contra para cerrar el partido, pero encuentra otro espléndida respuesta, en esta ocasión de Marchesín, que mete la mano arriba para prolongar la agonía. Ésta finaliza dos minutos después cuando Marcos André remata fuerte abajo la contra del Valencia. Dos a cero. Aún habría tiempo para el tercero de Almeida en el 93. Poco más que añadir. El fútbol, al menos el de clubes, se toma un respiro para dejar paso a los equipos nacionales. El Celta llega al parón con siete puntos, más cerca del descenso que de arriba. ¿Les suena?