NUNCA DELANTE DE LOS CRIADOS

Los criados ingleses que vemos en las películas o leemos en los libros son figuras envaradas, muy serias, grandes profesionales y buenas personas. El autor del libro es hijo de una criada y quiso investigar ese mundo, por lo que en 1972 publicó un artículo en la prensa pidiendo información a quienes hayan trabajado en esa tarea, o bien hayan vivido de cerca la vida de estas personas. La respuesta fue abrumadora. Como consecuencia de todo ello publica este libro en 1973, añadiendo el subtítulo «Relato fiel de la vida arriba y abajo», haciendo referencia al lugar donde habitualmente trabajaban (sótanos) y residían (buhardillas).

Autor: Frank Victor DAWES – Editorial: Periférica. Madrid, 2022 – Páginas: 256 – Género: Ensayo – Público: General


Éste es un libro curioso, que se ha colado en las listas de más vendidos el pasado 2022, y por méritos propios. Se edita en castellano por primera vez, casi cincuenta años después de su publicación. Pero, como casi cada libro de tema que podríamos llamar histórico, no pierde actualidad. Además, es un tema muy interesante, y debatido aún hoy: las personas que trabajan en el cuidado de los hogares. Empleados domésticos, tatas, chachas, criadas, asistentas… como las queramos llamar.

En primer lugar hay que comentar que Frank Victor Dawes no fue en realidad un escritor, sino un periodista importante de los años cincuenta, en Inglaterra. Llegó a ser director de informativos de la BBC radio. Persona interesada en el periodo victoriano inglés (siglo XIX y principios del XX), y siendo él mismo hijo de una criada de la época, se interesó por la situación de personas como su madre en el periodo histórico correspondiente, lo que le hizo decidirse a pedir información a todo el que la pudiera compartir: antiguas criadas y mayordomos, personas que aún trabajaban y también ya retirados, familiares directos de éstos… El conjunto de cartas, escritos y referencias que recibió fue abrumador. Y la consecuencia es este libro, que se publicó en Inglaterra en 1973.

El libro es un estudio sólido sobre la vida de los criados en los siglos XIX y primeras décadas del XX, en una Inglaterra con grandes diferencias sociales entre la nobleza y el pueblo. Narra sin tapujos las vidas de los sirvientes, desde que muy niños son entregados a las familias más pudientes (con diez u once años), para una vida sin apenas libertades, en condiciones que ahora nos parecen infrahumanas, pero que en su época se aceptaban sin reparos, porque para muchos era la manera de salir de una situación en otro caso miserable.

Hay algo que se trasluce en todo el estudio. Es evidente – no vamos a ponerle excusas – que las diferencias sociales, aún en ese periodo de historia relativamente reciente, eran muy grandes, y hasta cierto punto brutales. Pero hay que juzgar las situaciones con criterios de la época. Y reconocer que muchas criadas, mayordomos, lacayos… mucho personal de servicio, era feliz sirviendo. Y no solamente por el hecho de que salían de situaciones miserables en sus pueblos, o familias, donde al final eran una boca más que alimentar, sino por el hecho de que estaban trabajando, haciendo bien su servicio a otros; realizándose como personas, en definitiva. Y que algunas de esas personas pudieron salir de esa situación, emplearse en otros oficios mejor remunerados (como el comercio, por ejemplo), e incluso pudieron estudiar. Y si no ellos, sí sus hijos, mejorando el status social de toda la familia. No voy a aplicar paños calientes a esa sociedad victoriana casi feudal; pero muchos consiguieron salir de ahí sin necesidad de hacer revoluciones, sino por la misma evolución de las estructuras. En definitiva, no hay nada malo – antes al contrario – en el trabajo al servicio de los demás, en el trabajo del hogar, en el cuidado de las familias; antes al contrario. Cuántos de nosotros no habríamos sido nada sin nuestra tata de rigor…

Y creo que el libro es más una oda al servicio que un castigo al señor. El autor desde luego es el hijo agradecido de una criada, y nunca habla mal del trabajo de su madre.

También he de decir que son desagradables, especialmente, los episodios en que habla de los abusos sexuales a los que a veces eran sometidas las mujeres, para luego ser abandonadas con sus embarazos. No es grosero ni tiene descripciones, pero es difícil de digerir.