Nemesis llega a Stellaris

Habiendo traído la paz, la libertad y la justicia a una galaxia utópica en pasadas partidas, tal vez al jugador le quedasen las ganas de ver el mundo, o mundos en este caso, arder como una caja de cerillas; la última expansión del título nos plantea exactamente este escenario

Me gustaría creer que todo el mundo conoce el simulador de ciencia ficción con el que Paradox nos obsequió en Mayo de 2016, no obstante, haré un pequeño resumen para los que no lo tengan claro.

A primera vista, Stellaris es un juego de estrategia en tiempo real, esta es una impresión errada, y aquellos que juzguen un libro por su portada acabarán lamentándolo. Solo tras profundizar un poco más en el título puedes llegar a darte cuenta de lo equivocado que estabas.

Este juego nos ofrece la capacidad de crear una hipotética raza extraterrestre (también puedes darle un tiento a la Humanidad si lo desea), desde su aspecto, pasando por sus necesidades biológicas hasta su cultura y sociedad. En este aspecto, Stellaris no se queda tan corto como Spore en este campo.

¿Quiere que su especie sea una forma de vida basada en el silicio que no necesite de agua o materia orgánica para sobrevivir? Hecho.

¿Tal vez una avanzada raza de insectoides con mentalidad de colmena, unidos en cuerpo y alma en la búsqueda de la prosperidad? Oído cocina.

¿Y qué tal si dejamos a los orgánicos atrás? Puede que le tiente una raza de robots cuyo objetivo sea el de procesar toda la vida orgánica inferior. No hay problema.

Anarquistas, demócratas, teocracias, xenófobos, pacifistas, la ley del más fuerte. Mamíferos, aves, moluscos, insectos, litoides, necroides y otras formas de vida imposibles. Stellaris te lo trae todo a la carta. Cada combinación planteará estrategias y retos diferentes a la hora de expandirte por la galaxia.

En las pasadas expansiones, Stellaris nos traía una mejora del sistema diplomático, permitiendo al jugador, sus amigos o la IA entablar poderosas alianzas y federaciones con las que asegurar su supremacía diplomática, económica o militar en la galaxia. Incluso se podía llegar a formar una comunidad galáctica para asegurar el orden, la paz, y con un poco de suerte, la libertad y la justicia en todos los mundos conocidos.

Sin embargo, y habiendo traído la paz, la libertad y la justicia a una galaxia utópica en pasadas partidas, tal vez al jugador le quedasen las ganas de ver el mundo, o mundos en este caso, arder como una caja de cerillas. La última expansión del título, “Némesis”, que salió el pasado viernes 16, nos plantea exactamente este escenario.

En la versión original del juego, el jugador o jugadores debían afrontar una «crisis de final de juego». Un último intento de la simulación de tirar por tierra todo tu duro trabajo estableciendo tu imperio por la galaxia. La naturaleza de esta crisis era muy variable. Un Imperio antiguo y tecnológicamente superior, una invasión de seres devoradores de mundos o de otra dimensión… Con la última expansión, Némesis, el jugador puede tomar el papel de la crisis para ser el enemigo definitivo de la vida inteligente en la Vía Láctea.

Establece tu poder dando un golpe de estado en el senado galáctico o reduce a la comunidad con la fuerza de tus naves y avanzada estrategia militar. Somete a la galaxia y las alianzas que se alcen contra ti o usa tu devorador de soles para destruir todo a tu paso.

La nueva expansión también trae un nuevo sistema de espionaje para asegurarse de que todos tus enemigos derrotados se comporten y estar al tanto de lo que hacen aquellos que se resisten, pero cuidado, el espionaje va en ambos sentidos, y uno debe asegurarse de que sus almirantes, generales y científicos le son leales… Por cualquier medio necesario.

En Némesis tú eres quien decide si la galaxia arderá o vivirá a tus pies, arma a tus legiones, coloca a tus espías, prepare tus discursos y disponte a hacerte con la galaxia por cualquier medio a tu alcance.