Mamarrachos

Imagen de Balaídos con gran angular. Foto: RC Celta

Tras 7 entrenadores en 5 años, ¿la culpa entonces de cuál de todos es? ¿De Miñambres? ¿De Torrecilla? ¿De Chaves que se decía que era el que influía? ¿De Marian? ¿Del sobrino aquel que ponía cosas en Twitter? ¿De la cantera?

Persona estrafalaria y ridícula. Cosa muy mal hecha.

El 28 de mayo de 2017 Juan Carlos Unzué fue anunciado por el Real Club Celta como su entrenador principal, diferencias económicas, según filtraban desde A Sede acabaron con la era Berizzo.

22 de Mayo de 2018. Antonio Mohamed sustituye al navarro, que  vivió una temporada mediocre, y jamás volvió a entrenar, hasta la desgraciada noticia de su terrible enfermedad.

12 de noviembre de 2018. Miguel Cardoso, alumno aventajado de un tal Carvalhal, es contratado por el equipo vigués para enderezar el rumbo.

3 de marzo de 2019, Fran Escribá sustituye al poliglota Cum Laude entrenador luso que en su presentación habló del honor de entrenar al Deportivo de la Coruña.

4 de noviembre de 2019, Oscar García es contratado por el Celta para poder aspirar a más dado el titubeante inicio de temporada a pesar de aquella a nova reconquista.

12 de Noviembre de 2020. Eduardo Coudet llega a Vigo para poner fin a una convulsa etapa de los Junyent en Vigo.

2 de noviembre de 2022. Carlos Carvalhal es presentado en la ciudad olívica, la distancia entre lo que pedía Chacho y lo que Luis Campos, asesor externo del Celta, traía se tornaba insalvable.

2 ex masía, 2 arriesgadas apuestas sudamericanas, 2 apuestas de entrenadores con alma de filósofo del país das natas e do vinho verde.

Si los patrones no fallan, cuando a la vuelta del mundial Carvalhal sea despedido, que lo será no lo duden, toca entrenador español de zona baja acostumbrado a salvar equipos y rezarle a Iago.

Y evidentemente Carvalhal, del que me niego a aprenderme el nombre porque total para lo que va a durar, va a ser despedido en marzo o abril, a más tardar.

Porque este señor es un vendehumos, un estrafalario de palabrería vacía, que habla de grandes retos y noches de los primeros 2000 en Balaídos, un ridículo, como es el Celta de Vigo a día de hoy.

Hace que piensa, utiliza palabras de carga profunda, pone caras de estar sufriendo mucho en el partido, pero no por el nefasto nivel de la plantilla, arrollada por un Osasuna que grita antes de cada partido: TRABAJO TRABAJO TRABAJO, si no que su mente privilegiada funciona a una velocidad insoportable para un cerebro humano, poniendo morritos, actuando, posando, mientras piensa en bloques bajos, transiciones, ventajas y a la vez en qué a ver si Iago mete una, porque si no, ya me dirás.

Y así Mou, desde 2017 cada noviembre despide a un entrenador, como poco. Unzué, que era muy malo, nunca dijo nada, porque es muy mal entrenador sí, pero es un tipo con más clase en un dedo que el señor mejicano de trajes… estrafalarios.

Escribá, García Junyent y Mohamed los tres, cada uno con su manera de ser, han tachado al club celeste de no conocer sus límites, de tener unas expectativas fuera de su alcance.

Cardoso, qué va a decir, el pobre, al menos nos libró de Sergio Álvarez, un héroe el alopécico portugués; el Chacho se fue llorando,  confesando que no se esperaba esto, y que jamás le había pasado.

Tras 7 entrenadores en 5 años, ¿la culpa entonces de cuál de todos es? ¿De Miñambres? ¿De Torrecilla? ¿De Chaves que se decía que era el que influía? ¿De Marian? ¿Del sobrino aquel que ponía cosas en Twitter? ¿De la cantera? ¿Será quizá del VAR que lleva dos semanas reventando los pocos puntos que merece este equipo, de Luis Campos, que ha venido a lo que ha venido?

¿Saben a qué ha venido Luis? A estafar a un primo, a un estrafalario, a un ridículo.