Premio Planeta 2022.
Novela histórica situada en torno a Nueva Orleans, aún territorio francés, en la segunda mitad del siglo XVIII. Suzette es hija de uno de los comerciantes más importantes de la ciudad. Conoce y entabla amistad con Ishcate, un indio de la tribu de los kaskasia. Esa amistad se transforma en amor con los años, pero es un amor imposible, porque la vida de ambos es muy diferente. Su historia transcurre a la vez que el estado donde residen cambia de manos francesas a españolas, mientras los ingleses intentan conquistarlas, y Estados Unidos inicia el movimiento que culminará con la independencia del país.
Autora: Luz GABÁS – Editorial: PLANETA. Barcelona, 2022 – Páginas: 768 – Género: Novela Histórica y de aventuras – Público: General
Me enfrento, un año más, al Premio Planeta 2022, denostado por tantos puristas de la literatura, al tratarse del galardón más dotado económicamente en castellano, y porque con frecuencia lo consiguen personajes con cierta fama, o cuyo nombre vende algo. Podría ser el caso de la autora de esta novela, Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968), filóloga, profesora universitaria, y autora de un éxito literario como Palmeras en la nieve (2012), conocido sobre todo por la película que surgió del libro, interpretada por Mario Casas y Adriana Ugarte, excelente cine comercial con trazas de relato colonial. En esta ocasión, la autora entrega una novela histórica, en mi opinión de gran calado… y no menos extensión.
Nos situamos en la ciudad de Nueva Orleans, a mediados del siglo XVIII. El territorio es propiedad de Francia, aunque muy pronto será entregada a la Corona española. El señor Giraud, que emigró desde Francia con su mujer, está convirtiéndose en el mayor comerciante del lugar, al tiempo que su familia crece. Una de sus hijas, Suzette, es una niña especialmente inteligente y curiosa. Por azares del destino, acogen en su vivienda a dos indios que resultaron malheridos en combate. La niña Suzette se hace amiga del adolescente Ishcate, y sus cuidados le salvan de una muerte segura. Cuando, pasados los años, se vuelven a encontrar, esa amistad se transforma en amor; pero su historia es imposible, ya que no pueden ser más distintos: uno vive en un poblado indio, la otra en la ciudad; uno es un salvaje, la otra es de alta clase social; uno es un piel roja, la otra es blanca; uno es libre, la otra debe obedecer a su familia… Durante los siguientes años del siglo, la historia de Luisiana y de todo el territorio en torno al Misisipí vivirá cambios trascendentales, especialmente la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, mientras la historia de Suzette e Ishcate continúa capítulo a capítulo.
Es inteligente el planteamiento de la autora, ya que utiliza una historia de amor que se va desenvolviendo en capítulos separados (cada vez que Ishcate y Suzette consiguen reunirse, ya que en ocasiones transcurren años entre un encuentro y otro) para narrar la historia de Europa y América en esos años fundamentales. Aparece, como decía, la Declaración de Independencia, pero también la Revolución Francesa, las revueltas de los esclavos, las batallas entre Francia, España e Inglaterra por los territorios de Norteamérica… Y otros episodios más españoles, como los reinados de Carlos III y Carlos IV o el gobierno de Godoy. Con una historia muy bien documentada y narrada como lo haría un buen profesor. En ese aspecto la novela es muy interesante.
Como pega importante, pondría que… a veces se hace larga. Reconozco que la leí con mucho interés, pero en otras críticas de las que me informé vi que otras personas pensaban lo mismo. Es cierto que hay capítulos que pueden parecer superfluos, o que hacen perder interés al lector, ya que se podría decir lo mismo en menos extensión. Pero creo que al final la novela está bien compensada, y resulta ser, en término general, de gran calidad. Y no quiero dejar pasar que hay adulterio, e importante, en las relaciones. Vale que es una historia de amor imposible, pero ¿es necesario ver el adulterio como inevitable? La relación de Suzette con sus hijos se ve afectada por ello, y yo sigo sin concebir a una madre tan egoísta que llegue a olvidar a sus hijos por amor a un hombre. Seré yo, que soy un antiguo.