«No hay plan mágico que pueda pensar este Celta, el Celta de los últimos 5 años, que no incluya a Iago en el campo, tan real como triste, tan cierto como mentira lo que explicó Coudet al finalizar el encuentro»
Fernando Alonso tiene un plan, 20 años después de llegar a la Fórmula 1, después de haber perdido títulos de las más rocambolescas formas, tras años siendo incapaz de acertar en la elección de proyecto deportivo, empequeñeciendo la leyenda de su talento por la leyenda de su gafe eterno, Fernando Alonso tiene un plan, el plan.
El fin de semana pasado, Felipe Miñambres llegaba a Valencia. Firma Felipe por el Levante porque allí le pagan más que en Vigo. Dice Carlos Mouriño que se va un celtista; ha demostrado durante años el empresario mejicano lo poco que le importan los celtistas, así que me cuadra que el Felipe se marche al club levantino.
Durante el partido en casa de un conjunto que comienza a estar desahuciado, el plan consistió en que Dituro hiciese dos de las mejores paradas de un portero celeste en 15 años; consistió en sacar a Iago Aspas del campo porque buscamos un juego más directo con el partido igualado, y consistió en que el jugador de más calidad en el campo ni se acercase a la pelota cuando el árbitro señaló penal.
Los planes salen a veces bien, a veces incluso no funcionan y más en algo tan volátil e hipercompetitivo como el deporte profesional; el problema es que la gente que triunfa, a la que le salen las cosas, los traza.
De Miñambres nos queda la impresión de que ni pintaba demasiado ni le importaba: entre la locura de Emre y el pelotazo de Lobotka hay un reguero de operaciones extrañas que poca pinta tienen de llevar el sello del de Astorga.
Quizás al ya ex director deportivo céltico se le han colado demasiados chicos con un carácter inasumible -Mor, Pione u Okay-, ha tenido poca influencia real en operaciones como Orbelin o Araujo o en los retornos de Denis o Mina, queda la duda de si realmente era Miñambres el que decidía, y queda la duda porque quien debía planificar la plantilla del año del centenario esta estrenando despacho en Valencia.
El plan de la Chachoneta anda igual de desajustado. Coudet lleva semanas enredándose en los cambios, el sábado llegó al culmen del despropósito. Ningún equipo de ningún deporte cambia a su estrella con 0 a 0. No hay plan mágico que pueda pensar este Celta, el Celta de los últimos 5 años, que no incluya a Iago en el campo, tan real como triste, tan cierto como mentira lo que explicó Coudet al finalizar el encuentro. El plan, un plan, algún plan, eso pido al Celta. Un plan en comunicación, un plan deportivo, un plan de planificación, un plan con la ciudad, un plan, el plan.