Día 31 del año 1 después de Covid
Pongámonos serios, con perdón
Hoy hemos vuelto al cole, que ha sido como un viaje al centro de la tierra. En varias fases. Y claro, cerca de las 9 de la noche seguimos trabajando. O teletrabajando. O lo que quieran. Porque antes, mucho antes, estuvimos dando clases de inglés, de gallego, de lengua, de matemáticas, de ciencias, de sociales, de pinta y colorea, recortando, imprimiendo, enseñando, puede que aprendiendo, con colores, lápices y gomas, viviendo. Sobreviviendo.
Y por eso, y tal vez porque sumamos ya el mes largo de confinamiento, reclamo mi derecho a ponerme serio y a exclamar: ¿entre tantas ruedas de prensa, reuniones, videoconferencias y discursos, nadie piensa hacer nada con el curso, con los niños, con sus padres, con la vida, con el propio sentido común de la existencia?
Hasta donde sé, el curso escolar termina a mediados de junio, y comienza de nuevo a mediados de septiembre. Hay casi tres meses que pueden ser como una válvula de escape para las familias. Una oportunidad de calendarizar de nuevo todo. Pero se ve que no. Que el curso tiene que acabar en junio sí o sí. Y resulta que la excusa son los niños y sus traumas…
En fin, que como ven hoy no ha sido un día fácil. Ni se atisba una semana sencillita. Seguiremos sobreviviendo, que no es poco. Y mañana habremos recuperado la alegría. A fin de cuentas, eso es lo único importante. Y perdonen el desahogo; del todo inapropiado en un país que cada día suma a sus muertos por centenas. Ese sigue siendo nuestro drama. Discúlpenme.