Día 28 del año 1 después de Covid
28 días después
Sí, sé que hoy el título no es el más original. Un plagio cutre de aquella película de zombis dirigida por Danny Boyle a comienzos de este siglo. Parece que fue ayer, algunos estábamos en la universidad y devorábamos cine con la inconsciencia propia de quien tiene toda una vida por delante. Sin lugar para la reflexión y sin tiempo para almacenar en la memoria. Un film detrás de otro hasta el abatimiento o la victoria.
A muchas de esas salas, solitarias e inmensas cualquier día laborable, acudía acompañado de un buen y viejo amigo -viejo por el tiempo de amistad, no porque haya dejado de serlo-, al que hoy me he dado el gusto de llamar. Porque entre whatsapp y whatsapp; entre chiste y chiste digital; entre bulos o verdades (a quién carajo le importa esto cuando los días transcurren siempre iguales); entre series de Netflix o de Amazon; entre noticias que entran y salen a una velocidad inasumible; a veces, sólo a veces, conviene echar el freno y volver a sentirse humano. Y sin duda, escuchar la voz de un ser querido es una buena forma de redescubrir un pedacito de esa humanidad perdida.
Ha sido más de una hora de teléfono, que dadas las circunstancias resulta lo más cercano a compartir una cerveza. Una conversación sin cortapisas que ha compensado todo un día, o incluso una semana. Seguiré llamando a buenos y viejos amigos. Llevan una vida entera aguantándome, así que no les importará hacerlo en cuarentena.
Mientras tanto, el fin de las vacaciones de ‘Semana Santa’ acecha. Y digo bien cuando digo vacaciones, porque me han permitido una gran desconexión liberado de mis clases digitales. El martes, vuelta al cole. O a Google Classroom, o al dichoso modelo que prefieran. Tendré que ir desempolvando la capa de súper héroe; prepararme de nuevo para alternar la docencia con el teletrabajo y tener tiempo para sonreír a la familia.
Y ahí dejo una reflexión en voz alta: si la vuelta a la normalidad no se va a producir antes del 10 de mayo, ¿de verdad se va a mantener el mismo calendario escolar? Me tengo por un absoluto ignorante de casi todo, y el sistema educativo no es una excepción a mis desconocimientos, pero de vez en cuando alguien debería recurrir al sentido común para tratar de dar sentido a los comunes. Ya les contaré como resulta. Mientras tanto, descuelguen el teléfono -sí, también tiene ese uso- y disfruten de sus amigos. Vale la pena.