20 de abril

«Un miércoles de abril de 2022 el Celta aquel que con los sentidos parece en buena salud está podrido por dentro y sin rumbo, lejos de aquel otro del 94 que con fe y trabajo estuvo a un dedo de Cedrún de la gloria«

Dijo San Gregorio de Nisa que solo los animales buscan la verdad a través de sus sentidos.

ZFV

El 20 de abril de 2022 el Celta de Vigo está en una de sus mayores rachas históricas en Primera División, con la salvación prácticamente cerrada, con un buen número de canteranos en su 11 titular, con la economía saneada y con varios iconos celestes rompiendo récords semanalmente. Mis sentidos me dicen que la situación es idónea.

¿Por qué, entonces, el pasado miércoles el equipo celeste planteó dudas en  su capacidad para competir, en la amplitud de su plantilla, el estado físico y anímico de alguno de sus pilares, en la comunión con un estadio vacío, en la continuidad del entrenador, una enmienda a la mayor de todo el proyecto deportivo céltico?

Hace ya 28 años, un miércoles también pero de 1994 jugaba el Celta, según decía con sorpresa el locutor de la radio del coche en el que viajaba con mi familia: El Celta puede darle el primer título esta noche al fútbol gallego. Sí, incluso antes que la liga del (entonces) Superdepor.

Aquel equipo donde el talento venía de los Balcanes, donde el mejor jugador era el portero, se aderezaba con buenos profesionales y trabajadores del balón. Aquel orgullo que sintió la ciudad, la afición, lo cerca que estuvo el milagro por absolutamente improbable que pareciera, fueron días felices.

El Zaragoza estaba plagado de jugadores de nivel superior, acabaría ganando la Recopa, competición a la que accedió en el momento en el que Paquete Higuera consolidó por la escuadra el error de Alejo Indias.

28 años después uno ve quienes lanzaron en aquella tanda, y se sorprende viendo a Dadie y Alejo entre los elegidos; a Alejo, al contrario que al infame de Claudio Bovi,nadie le podía exigir que tirase.

Sospecho que el tosco pero cumplidor defensa extremeño se vio obligado a patear por dejación de funciones de alguno de sus compañeros, cobardes aquellos si así fue, honor para el señor Indias.

Un miércoles de abril de 2022 el Celta aquel que con los sentidos parece en buena salud está podrido por dentro y sin rumbo, lejos de aquel otro del 94 que con fe y trabajo estuvo a un dedo de Cedrún de la gloria.

La nada de aquí a junio, cada vez más rumores de que a la Chachoneta se le acabó el combustible en Vigo, y que sus peticiones y los recados sobre las diferentes maneras de entender la cantera le van a costar el puesto a Coudet, que de ser destituido dejará el banquillo del Celta como dejó la camiseta, de más a menos y siendo intrascendente en la pintura grande.

La verdad, la que el Santo Gregorio buscaba, la profunda, nos enseña a Iago Aspas y Hugo Mallo en las rectas finales de sus carreras, a Denis en la rampa de salida, a Mina en la rampa del juzgado,  a los no comunitarios en la terminal del aeropuerto y a Nolito en la de la jubilación.

La verdad es que no hay director deportivo, nunca hizo falta en casa Celta. Se ha hablado de esa especie de Disney Mou deportivo que se le ha ocurrido al mandatario céltico, meca del deporte gallego en una ciudad sin más deporte profesional que el Celta, mucho más que de lo que se viene, y se viene el centenario, y vive Dios que está familia que tiene secuestrado al Real Club Celta de Vigo es capaz de avergonzarnos hasta niveles que los sentidos no serían capaces de adivinar.